M.A. Gómez Sánchez
Datos técnicos
La hipertensión pulmonar (HP) siempre supone un reto diagnóstico para el médico responsable del paciente. Es una situación de difícil evaluación, sobre todo en estadios iniciales de la enfermedad. Aunque los métodos diagnósticos no invasivos son de gran ayuda para la detección y evaluación de la severidad, el patrón oro sigue siendo el cateterismo cardiaco.
La HP es una complicación habitual en el paciente con cardiopatía o valvulopatía izquierda. Cerca de un 40% de pacientes con enfermedad del lado izquierdo del corazón presentan HP y es la causa más frecuente de la misma. En la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) la HP también es una complicación frecuente, asociándose su presencia a un tiempo de vida acortado y a peor evolución clínica. En ambas situaciones, el pronóstico de la enfermedad subyacente depende del grado de HP acompañante. La hipertensión arterial pumonar, entidad menos frecuente, bien en su forma idiopática o asociada a situaciones diversas como las conectivopatías, cardiopatías congénitas o infección por HIV entre otras, puede afectar a 16 personas por millón de habitantes. Se ha avanzado mucho en el conocimiento de su fisiopatología, y en fecha reciente se dispone de nuevos tratamientos específicos que han modificado, en parte, el pronóstico ominoso que presentaba hace una década.
Se insiste una vez más que la complejidad de los dispositivos de administración de fármacos y de los procedimientos diagnósticos y terapéuticos de alto riesgo, hace que estos pacientes deban ser evaluados en centros con experiencia en esta enfermedad. De esta forma se pueden rentabilizar los recursos humanos y materiales que se demandan.
Se ha pretendido un acercamiento integral al manejo de la HP, tratando de imprimir el libro con un enfoque eminentemente práctico.
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