Sinopsis

A Colombia se la ha mirado en muchas formas. Primero como un conjunto de volcanes y de cordilleras, encerrado entre dos grandes océanos y uno más, el inmenso océano del río Amazonas. Después, como un grupo humano localizado entre Simón Bolívar y la ausencia de Simón Bolívar. Más adelante como un paraíso de biodiversidad, donde conviven millones de especies naturales, donde las cacatúas son una prolongación multicolor de anacondas y colibríes. También se la ha mirado como un despropósito, como la tierra donde nace una forma de angustia que se oculta bajo un manejo sorprendente de imágenes y de palabras. Sobre Colombia hay fotografías y recuerdos, álbumes que guardan todavía las violetas marchitas de nuestras abuelas y las novelas hechas al óleo por , por Alejandro Obregón, por María de la Paz Jaramillo. En fin, a Colombia se la ha visto de afuera hacia adentro, como un caso, como un catecismo, como una estadística. Colombia es una summa abigarrada de sensaciones y olores, de sabores, de impresiones sobre la piel, sobre la memoria. Ahora bien, lo único que se saca en claro de todo eso es, que al hablar de Colombia se habla de un hecho cierto, de un sitio para sobrevivir, para ser árido, para esperar algo impreciso que porte una nota ansiosa en las miradas y en las conversaciones.


Casa Colombiana quiere ser una mirada diferente. En este libro somos nosotros quienes nos miramos a nosotros mismos en nuestras cosas más sencillas y elementales, en nuestra forma de ponernos en relación con nuestros objetos y espacios. Aquí sólo hay lugar para una verdad desnuda y simple, la del lenguaje que usamos al hablarnos en nuestros silencios, cuando nos decimos aquello que sólo nosotros podemos oír, cuando nos confesamos nuestros deseos y nuestras esperanzas. En estas páginas está nuestra relación con una estadística cotidiana, donde la ubicación de los elementos juega un papel clave en nuestras sensaciones frente a un paisaje, nuestro paisaje.


Aquí, sotto voce, está nuestra organización mental, a veces exuberante, a veces seca, hermética pero en todo caso con una decidida tendencia al orden, a la disciplina, a la nitidez, de la cual podremos esperar mejores días.


Este es un libro para decir de otra manera lo mismo de siempre, para explorarnos adentro con paciencia y laboriosidad. Después de que veamos lo que somos frente a la luz, frente a lo que queda más allá de nuestra línea doméstica sabremos algo más de aquello que queremos y podemos esperar de nuestro que hacer colectivo.