Diego J. Maldonado Guzmán
Datos técnicos
Esta obra aborda un fenómeno que no fue previsto por los teóricos de la Escuela de Chicago: el regreso de las clases medias y medias-altas a los centros históricos de las ciudades. Dicho regreso desafía las asunciones básicas de la teoría de la desorganización social y puede comprometer la validez empírica de esta y su capacidad para explicar la desigual distribución de la delincuencia en las áreas urbanas. Con Barcelona como caso de estudio, y con el paradigma de la ecología del delito como eje vertebrador, la obra argumenta que la transformación de los vecindarios en mercancías turísticas consumibles contribuye al aumento de la delincuencia al comprometer la capacidad de los vecindarios de realizar valores y metas comunes. En otras palabras, se defiende con argumentos basados en la evidencia científica y en las experiencias vecinales que la gentrificación turística se configura como una fuente de desorganización social. Los resultados de los múltiples modelos de regresión arrojan evidencias de que el turismo contribuye al incremento de la actividad delictiva en los barrios de Barcelona, y que lo hace activando aquellos factores estructurales aludidos por el enfoque de la Escuela de Chicago. No obstante, los hallazgos ponen en evidencia el papel del bajo estatus socioeconómico en la causación del crimen, y deslegitiman las políticas de mezcla social que tantas veces han sido defendidas desde los discursos políticos. La desconcentración espacial de las desventajas por medio de la gentrificación tendría más bien un efecto contrario y produce una pérdida de la calidad de vida de los vecinos, un incremento de la segregación poblacional y un aumento de la delincuencia y de otros males urbanos.
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