Manuel José Rúa García
Datos técnicos
DESDE ESE MARGEN DE LIBERTAD DE LA MODIFICACIÓN DEL “TIPO” Y DESDE LA IMAGINACIÓN DE NUEVOS ESPACIOS (Y QUIÉN SABE SI NUEVOS TIPOS) DESDE DONDE QUIZÁ PODAMOS SEGUIR AVANZANDO SIN RIESGO NI TEMOR A CAER EN LO ARBITRARIO, EN LO ICÓNICO O EN LO ESTRAFALARIO SOLO POR CONSEGUIR MÁS LIKES ENTRE LAS MULTITUDES DE USUARIOS Y FANS DE LA ARQUITECTURA EN LA ERA DEL SOCIAL MEDIA.
RODRIGO ALMONACID C.
Uno de los rasgos más distintivos de nuestra contemporaneidad arquitectónica es, quizá, el abandono del discurso tipológico. Sin pretender profundizar aquí en los motivos, lo cierto es que el abuso postmoderno de las cuestiones tipológicas llevó a buscar las alternativas espaciales y funcionales entre los rescoldos del “manhattanismo”, de ese que Rem Koolhaas intuyó como único superviviente de “lo híbrido” tras la estela funcionalista del movimiento moderno ―y de sus contrarios― al publicar Delirious New York como manifiesto retroactivo a finales de los años 70.
La lógica conclusión de ese viraje propuesto por el arquitecto holandés fue la renovación de las categorías históricas por otras basadas en el tamaño, que acabaría haciéndose explícito en el título de su libro más influyente: S, M, L, XL (1995). Según sus tesis, en cada nivel o “talla” los problemas han de abordarse con dinámicas diferentes propias de su escala, pero en todas ellas el “tipo” como tal queda desdibujada en favor del valor del “elemento” o fragmento, convirtiendo a la Historia de la Arquitectura en un almanaque de ensayos que pueden ser citados cínicamente por el arquitecto de la sociedad del espectáculo y de la globalización.
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