Arrebillaga, María Elisa
Datos técnicos
Rotular a un niño con un nombre que llevará por años, cuando no le corresponde, es más que iatrogénico. En general está tan aceptado el rótulo que padres, docentes y profesionales suelen decir es un disléxico o es un autista, cuando en realidad puede tratarse de un niño que presenta dislexia o autismo pero nunca deja de ser un niño.
Los que trabajos en clínica neuropsicológica infantil, sabemos que existe una frontera sutil entre algunas patologías, de lo que se desprende que quien se dedica a diagnóstico está obligado a contar con formación teórica, sólida experiencia y juicio crítico.
Cabe también un comentario sobre el uso de escalas y pruebas de valoración. Existen muy pocos instrumentos de valoración para ser usados en clínica infantil, las escalas en general pueden ser completadas por profesionales, padres o cuidadores que no tienen experiencia en categorizar síntomas y clasificarlos en búsqueda de poder diferencias entre patologías, de modo que no resultan un material confiable para realizar el diagnóstico.
También es común entre profesionales usar material de valoración realizado para otra población y generalmente de habla no hispana, lo que constituye otro obstáculo para confiar en resultados certeros. Haciendo un recorrido de las nomenclaturas en salud mental infantil sobre trastornos del desarrollo, podemos observar que por épocas se ponen de moda algunos diagnósticos, y muchos profesionales se animan a diagnosticar sin realizar un proceso de búsqueda responsable y con rigor científico, de donde podemos afirmar que quien no sabe lo que busca no sabe lo que encuentra.
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