CAMARERO BULLÓN, CONCEPCIÓN. LABRADOR ARRAYO, FÉLIX
Datos técnicos
Pocos monarcas, por grandes y poderosos que sean, pueden contar, como el español, tantos y tan variados Sitios Reales de recreo y de utilidad en que descansar de las fatigas anexas a la Corona y ostentar su grandeza y poderío. En el radio solo de quince leguas de la capital cuéntanse, por lo menos, dieciséis palacios magníficos, embellecidos la gran parte por suntuosos jardines y dilatados bosques, en los cuales, así como en la arquitectura y adorno de los dichos regios alcázares, parece haberse agotado todo lo que la imaginación humana puede idear auxiliada por la grandeza de un reino poderoso, que llegó a desplegar su enseña en los confines más remotos de entrambos hemisferios. La enumeración sola de dichas reales mansiones basta para recordar a los que la conocen la exactitud de nuestra observación, y no temeríamos desafiar a todos los viajeros que han recorrido las capitales y sitios más célebres de Europa a que recordasen si en nación alguna han encontrado un conjunto que pueda disputar en grandeza a los de San Ildefonso, Aranjuez, Riofrío, Valsaín, Quitapesares, El Pardo, la Isabela, la Real Quina, la Zarzuela, la Casa de Campo, la Moncloa, Vista Alegre, el Retiro, el Casino y el Palacio Real de Madrid. Ni para aquí la suntuosidad de nuestros monarcas. Fuera del círculo que dejamos trazado, alcanza a los más remotos confines de la península, como pueden dar testimonio el regio Alcázar de Sevilla, la Alhambra y Generalife de Granada, los palacios de otras muchas ciudades, el Soto de Roma, la Albufera de Valencia y otra multitud de sitios, cuya descripción, reunida en una obra que teníamos imaginada, pudiera muy bien servir de magnífica introducción a un viaje pintoresco por nuestra España, obra que reclama el buen gusto y el orgullo nacional.
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