Luis Manuel Martínez Domínguez
Datos técnicos
Los programas anti-bullying se focalizan en el establecimiento de mecanismos que garanticen entornos de seguridad y respeto, pero eso no es suficiente. Si no se educa la fuerza interior es fácil que brote en forma de violencia.
Si con el bullying decimos a alguien: “es repugnante tu presencia”, con la efusión afirmamos: “es maravilloso que existas”. Ser efusivo significa alegrarse por la felicidad del otro. Así, la efusión escolar es la tendencia del estudiante a alegrarse por el desarrollo, el éxito y la felicidad del otro.
Actitudes tan corrientes como dar las gracias, pedir las cosas por favor, dejarse ayudar, hablar con todos, hacer cosas juntos, prestar de lo propio, devolver lo prestado, sonreír a todos, decirse las cosas a la cara y con respeto, ayudarse pero sin dejar que unos compañeros se aprovechen del trabajo de otros, defenderse y felicitarse mutuamente, acompañar en los fracasos, hacer comentarios positivos, saber callar, cumplir encargos en servicio del grupo, desempeñar tareas de voluntariado dentro del centro para ayudar a personas con ciertas necesidades de apoyo… En definitiva, la lista puede ser todo lo larga que se quiera; lo importante es que sean manifestaciones observables y medibles para crecer paso a paso.
En resumen, este libro se centra en cómo afrontar el bullying, pero no como un fin, sino como un medio, como un punto de partida para educar a lo grande. La misión es evitar que surja bullying, o neutralizarlo si ya está activo. Pero la visión no es adiestrar para moderar los deseos y velar por un entorno agradable, sino educar para desear a lo grande y poder ser felices en cualquier entorno.
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