Strada, Graciela
Datos técnicos
Envueltas en amplios ropajes que tapan y resaltan, rodeadas de incomprensión y misterio, numerosas mujeres jóvenes, en plena pubertad, interpelan y afligen mostrando un cuerpo esquelético que contiene el germen de una muerte. Su delgadez y su radical negativa a comer no son fruto de un capricho a doblegar, ni de una locura incomprensible, expresan "otra cosa". Ésta no se aloja en un lugar recóndito, ni en un interior inaccesible, el síntoma anoréxico como todo mensaje se escribe para algún destinatario, busca algún destino diferente a ser borrado en el anonimato de una fórmula, de un dato estadístico. No habiendo encontrado otra forma de espresión, muestra en su cuerpo lo que no se pudo decir. La rápida exclusión de lo que representa la anorexia, como en su tiempo la histeria, tiene una raíz común en nuestra época actual con la marginación del psicoanálisis. Pero la sexualidad ya la muerte son dimensiones esenciales del ser humano, marcas indelebles, y todo intento de borrarlas siempre producirá su reaparición en alguna grieta. La práctica del psicoanálisis está ligada a la escucha y requiere un tiempo de despliegue y de apertura de la palabra. La lentitud achacada al psicoanálisis y utilizada como razón para esgrimir su ineficacia, proclamada desde el reino de los valores de la practicidad y la inmediatez, es el tiempo que el inconsciente requiere para manifestarse. La verdad de un sujeto no está fuera de él, anida y circula en sus palabras.
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