Fridman, Gerardo Abraham
Datos técnicos
El gran humanizador de la psiquiatría fue sin duda, el médico francés Phillipe Pinel (1745-1826). A comienzos del siglo XIX, en un acto "revolucionario", suprimió las cadenas que se colocaban a todo enfermo que parecía una afección psiquiatrita.
A mediados del siglo XX, aparecen dos estructuras químicas con efectos sobre el sistema nervioso central: la clorporomacina y los antidepresores tricíclicos, iniciando una nueva era farmacológica, que es coronada con una clasificación de las alteraciones
Psiconeurológicas que resultó fundamental: la de Delay y Deniker, que logra agrupar las psicopatías en psicolépticas y psicodislépsicas.
A posteriori, el empleo de animales de laboratorio, simulando patologías mentales, así como la profundización de los conocimientos bioquímicas-moleculares crearon nuevos mecanismos y teorías que incitaron la búsqueda de nuevos agentes terapéuticos. Así
Aparecen las neurociencias, que buscan no solo medicar al paciente sino también atender y mejorar su calidad de vida.
Los enfermos neuropsiquiatricos necesitan una adecuada observación y vigilancia, en especial en lo referente a la acción de fármacos.
Los institutos nacionales y privados que tratan e internan a los enfermos, están colmados de pacientes. Sus estructuras muchas veces son anacrónicas, deficientes de personal adecuadamente preparado y de presupuesto lógico. El número de pacientes ambulatorios crece y así la terapéutica de hace discontinua.
Por estas razones, hoy la tarea debe hacer participar a todo el "equipo de la salud": medicos, farmacéuticos, bioquímicas, farmacólogos y trabajadores sociales. Así se complementan con tareas de unos y otros; iniciando una tarea conjunta, médicos y farmacéuticos organizan conferencias y cursos anuales desde 1970.
Todas las asociaciones dedicadas a las patologías neuropsiquiatritas se interrelacionan y certifican a los especialistas, luego de un entrenamiento adecuado.
Los laboratorios productores de medicamentos para estos pacientes, sintetizan productos para enfermedades psiquiatritas complejas. La demanda es grande y los especialistas se ven presionados por el avance del conocimiento farmacológico y el resultado de nuevas experiencias. Por todo esto el farmacéutico, profesional universitario, debe poseer una buena información, ampliar sus conocimientos y discutir junto al médico psiquiatra la actividad y efectos adversos de los medicamentos, ya que el enfermo ambulatorio acude con frecuencia a la farmacia.
El perfeccionamiento permanente, la lectura de los trabajos recientes, así como su asistencia a las reuniones nacionales como internacionales permite junto al resto del equipo de salud, un mejor rendimiento que favorece a éstos pacientes. El presente volumen tiene la ventaja de poseer una selección perfecta de los temas y de contar con excelentes especialistas que dan la solidez necesaria al texto.
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