VICTORIA DE ROZITCHNER
Datos técnicos
Enorme círculo que se hace arcada en la luz y pega fuerte en la emoción. Puerta que deja ver, en la compleja universalidad de pasiones y deseos el dolor del trauma. Espacio sideral que nos pone frente a nuestro pecado de origen, descripto en un discurso, donde la belleza cubre el horror. La mujer reveladora ha de mostrar con decisión y valentía la muerte de la víbora enroscada en la tierra, que perece bajo sus pies. Abraza al niño alado, el que no debe morir, el que debe ser nombrado y reconocido para salvar al hombre del veneno que alcanza a todos. Seres sumergidos en el caos de un estertor que el barro y el agua se han de tragar. Las espadas encendidas de los ángeles protegerán al niño, que la madre rescata de la posesión de un dios, que invadido por la ira y la desazón, señala el hecho con el índice. Expresiva orden de recuperar al niño, para un hombre que lo mira atónito, sin reaccionar. La mano izquierda se muestra abierta, en un espacio vacío que el hijo debería ocupar. Una estrella en el azul profundo nos repite quién es el que se ha de salvar. En la vorágine de luces y sombras: ¡el milagro! Regalo que hace un ángel para aquellos que alcancen la sutileza del símbolo: la pluma; casi invisible en el dramático combate. Representación del saber que dará por medio de los signos, forma a la libertad y donará a los hombres el hijo del alma. Hijo del deseo infinito que migra en sus entrañas y ha de nacer de su cabeza. El niño sin nombre extiende su manito para sujetarla, su mirada se clava en el objeto que él ha de entregar a una mujer, que sólo escribirá con ella la verdad. El ángel que ocupa el primer plano le enseña un anillo; símbolo pasionario, eslabón perdido de una condena sin fin y sin tiempo, que los ángeles de Rubens, intentan reparar.
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