Rosa Mª Mediavilla López
Datos técnicos
El Instituto Geológico y Minero ha publicado, dentro de su serie de Medio Ambiente, un volumen monográfico sobre el humedal de Las Tablas de Daimiel (Ciudad Real) titulado Las Tablas de Daimiel: Agua y sedimentos. En este volumen se presenta el estado actual del conocimiento de este sistema como resultado de las investigaciones llevadas a cabo por equipos científicos del Instituto Geológico y Minero de España, en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Alcalá y el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas. La primera parte del volumen versa sobre los aspectos generales del humedal (capítulo 1) y sobre la evolución climática reciente del entorno del parque (capítulo 2). Los aspectos relativos al medio hídrico se tratan en la segunda parte. En ella se muestran los rasgos generales del acuífero (capítulo 3), las características y evolución de las aguas subterráneas en el entorno del parque (capítulo 4), cómo los aportes y composición de las aguas superficiales y subterráneas condicionan las características de la lámina de agua del humedal (capítulo 5) y se propone un modelo conceptual de comportamiento de sus aguas (capítulo 6). La evolución del humedal a partir del registro sedimentario es el tema de la tercera parte. Así, se describe la evolución ambiental y climática durante el Cuaternario (últimos 300.000 años) de la región a partir de los cambios en la vegetación registrados en el contenido polínico de los sedimentos (capítulo 7), se analiza la implantación del humedal actual y su evolución durante el Holoceno (últimos 10.000 años) utilizando la variabilidad espacial de las facies en sondeos (capítulo 8) y, a una escala de mayor detalle, se evidencian ciclos ambientales naturales de escala decenal a secular durante los últimos 3.000 años a partir del registro geoquímico (capítulo 9). La cuarta y última parte trata sobre los efectos de la acción humana en el humedal. Las modificaciones del humedal por la actividad del hombre, registradas en los sedimentos, son patentes a partir de la Edad Media y con especial intensidad desde el siglo XVIII hasta la actualidad (capítulo 10). Una de las consecuencias es la degradación de la capa superficial del humedal (zona no saturada) lo que conlleva una pérdida de su capacidad de retención de agua y el aumento del riesgo de incendios subterráneos (capítulo 11). Así mismo, las numerosas actuaciones realizadas tanto para desecar como para recuperar el humedal han tenido como consecuencia la modificación de sus ciclos hidrológicos (capítulo 12).
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