Sinopsis

Hoy en día la vida humana, en su forma más inicial y desvalida, está amenazada como nunca antes lo había estado en la historia. Muchos países desarrollados, tras la experiencia de los últimos treinta años de aborto prácticamente libre, están en los albores de un nuevo régimen de experimentación y producción masiva de embriones humanos. Si en el pasado se ignoró el valor moral del feto, lo que ahora se propone es algo bastante distinto.

La producción de embriones humanos y su destrucción en la investigación biomédica se realizará en laboratorios públicos por equipos de científicos. Si todo sigue su curso, su trabajo estará financiado con fondos estatales y, por tanto, con dinero de los contribuyentes. Y, si ese trabajo da fruto, las consecuencias de esta investigación alcanzarán todos los rincones de la medicina y de la industria farmacéutica. Para quienes tengan serios reparos morales a este tipo de experimentación, será prácticamente imposible no verse involucrados en ella: su dinero ayudará a pagar esos laboratorios. Nadie pondría objeciones al uso de células madre embrionarias si se pudiesen obtener sin matar o dañar embriones, o si procediesen de embriones perdidos en abortos espontáneos. La controversia se centra en si es ético destruir deliberadamente embriones humanos con la intención de obtener células madre. La pregunta crucial es si sería injusto matar cierta clase de seres humanos (los que están en las fases iniciales de desarrollo) para el beneficio de otros.

Tras unas páginas -necesarias para enmarcar biológicamente el desarrollo del embrión-, los autores ofrecen respuestas y argumentos ante todas las cuestiones a debate, e incluyen un apéndice que muestra la sonora controversia que originó este libro en la prensa norteamericana.