Plaza
Datos técnicos
Muchas cosas han cambiado desde hace más de 12 años cuando tuve la satisfacción de prologar la anterior edición de esta obra maestra del Dr. Joaquín Plaza. Lo que me permití escribir en aquel prólogo lo puedo mantener en su mayor parte. Tal vez el amable lector podría ojearlo para no entretenerse ahora demasiado y no restar tiempo a lo que debe ser lógicamente su principal interés: conocer este nuevo libro de Puericultura, que no se limita al recién nacido, lactante, párvulo y niño, sino que presta la necesaria atención a la adolescencia, tan preocupante hoy.
Continúan su transformación las enfermedades de primera línea en el niño y el adolescente, las infecciones con desaparición de las viejas epidemias, de modo que ya está erradicada la poliomielitis y prácticamente otras como difteria, sarampión y rubéola, por citar únicamente cuatro ejemplos.
Sin embargo otras vienen a ocupar su lugar, de modo que son en cierto modo nuevos microorganismos patógenos como Legionela, Micoplasma, Campilobacter o Chlamidia, por no enumerar la larga lista de virus, que van ocupando el primer lugar en esta patología, presididos por el VIH causante de sida o el H1N1. Estos nuevos agentes tienen un doble interés: la producción de nuevas enfermedades infecciosas y además su posible papel patógeno en procesos patológicos hasta ahora considerados idiomáticos o de origen multifactorial como algunos tumores, la enfermedad respiratoria crónica del prematuro, la hipertensión, la diabetes, la arterioesclerosis, el asma bronquial o las crecientes enfermedades por autoinmunidad, entre ellas la esclerosis múltiple o la artritis reumatoide o artritis crónica infantojuvenil. A todo esto habría que añadir las nuevas infecciones emergentes y reemergentes, consecuencia en buena medida de los cambios de población a nivel mundial y en nuestro país de la mano de la inmigración. Y si faltaba algo, la patología por priones o la negra nube del terrorismo bacteriológico y químico.
Lo anterior es únicamente una pincelada rápida de la evolución imparable existente en el terreno de la salud en la edad pediátrica y la necesidad de adaptar en cada época no sólo el diagnóstico y su tratamiento, sino su prevención como se puede ver en esta nueva y necesaria versión del mejor libro de Puericultura escrito en lengua hispánica. En él es fácil comprobar esta variación, pero igualmente que lo fundamental en salud, como en toda la vida, no se modifica tanto.
Para el pediatra no ha cambiado el concepto del niño como un todo, desde el nacimiento hasta la edad adulta, con su vertiente somática y psíquica, su proyección en el hombre o mujer del mañana y su gran sensibilidad al medio ambiente. La ecopatología y la patología psicosocial van teniendo cada vez más relieve y en el futuro ocuparán un primer plano, según se desprende de un informe reciente de la OMS para Europa, donde se vaticina que para el año 2020, cuando sea un adulto joven el niño nacido en los años recientes, las diez primeras causas de mortalidad serán enfermedades no transmisibles, como las antes citadas, junto con las trastornos neurológicos y psicológicos, los nuevos problemas de la nutrición, los accidentes y las consecuencias de la violencia, cuyas raíces pueden estar en la edad infantil y su entrono.
De los apuntado es fácil deducir la nueva y valiosa información que se puede obtener de la lectura del libro del Prof. Plaza en orden a prevenir esta nueva tendencia patológica, entre otras cosas enseñando al niño y adolescente un estilo de vida sano que empieza en el medio familiar, continúa en la escuela y sigue en la ciudad donde vive el 80% de la población, sin olvidar lo que sucede en todo el país y el resto del mundo. Por supuesto que una buena calidad de vida en la edad pediátrica no puede prescindir de ninguna manera de la gran influencia de la asistencia médica tan perfeccionada en este comienzo del siglo XXI, de la que el autor de este libro como quien le pone este innecesario preámbulo y tantos otros, hemos sido testigos y a veces protagonistas, a medida que la pediatría verdaderamente científica se consolidaba a mediados del siglo XX, coincidiendo con la introducción del arma terapéutica más poderosa todavía: la antibioterapia. Y tampoco se olvidará el creciente papel de la genética en esta época que ha visto la conclusión del genoma humano, abriendo una gran puerta a la esperanza para la patología por ahora de solución difícil, aunque no imposible como es la neoplásica y la degenerativa.
Muchas líneas serian precisas para analizar el cambiante horizonte de la pediatría y la puericultura como de todas las ciencias de la salud, pero menos para subrayar que las directrices básicas de su enfoque preventivo comparten criterios de siempre. Por eso somos muchos los que hemos rogado a Joaquín Plaza que no modifique demasiado la estructura y contenido de su libro para que siga siendo útil tanto a niños y adolescentes como a sus padres y a todos los sanitarios y otros profesionales interesados por esta edad, donde está –y esto tampoco ha cambiado– nuestro único futuro. Y hablando todavía de modificaciones, en esta década no ha cambiado nuestra colaboración mutua en la vocación docente, en la pasión por la pediatría clínica, en la investigación y en tantos afanes, esfuerzos y esperanzas compartidos, que han ido colocando en primer lugar lo que más nos ha unido: la amistad.
Asistir al nacimiento de esta nueva versión es contemplar una valiosa arma para la promoción de la salud desde el nacimiento hasta los 20 años, comprobando la eficacia persistente del libro como medio de instrucción, educación y formación. Al mismo tiempo que viene a ser resumen de la experiencia de un Maestro de la pediatría española y algo más: motivo de satisfacción y alegría que estoy seguro, compartirán otros muchos.
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