Varios
Datos técnicos
Hormigón sostenible. Referido a un proceso, sostenible significa capaz de mantenerse por sí mismo sin ayuda exterior ni merma de los recursos existentes. El cemento tiene como materia prima la piedra caliza, tan abundante en el planeta que no hay riesgo de agotamiento, pero su producción libera gran cantidad de CO2, siendo la industria cementera responsable del 5% de las emisiones mundiales de este gas. Para hacerlo más sostenible, el hormigón es objeto de I+D, pero quizás una buena gestión del conocimiento y la consideración de la ciencia como ‘cemento’ social sea más eficaz que la sofisticación tecnológica.
Cementos europeos. Seis realizaciones recientes ilustran la potencia del hormigón desnudo como material con el que definir la volumetría, la textura y el color de los edificios: en Lausana, los japoneses SANAA transforman un centro universitario en un paisaje sándwich entre dos forjados curvos; en Cascais, Souto de Moura homenajea el cromatismo de la artista Paula Rêgo en un museo con dos lucernarios-chimenea; junto al campo de concentración de Bergen-Belsen, KSP construye un contenedor recorrible; en las cercanías de Amberes, Claus y Kaan completan un cementerio con un edificio de ceremonias y un crematorio solemnes; en un pueblecito austriaco, Marte y Marte insertan dos bloques perforados por ventanas en una secuencia de edificios antiguos; y en el acceso al Parque Nacional Suizo, Valerio Olgiati levanta un volumen piranesiano.
Argumentos y reseñas
Crisis y milagros. Una llamada a la renovación del contrato social de la arquitectura moderna hace pareja con el epílogo del libro recientemente publicado sobre los efectos dispares de la arquitectura icónica en España.
Efemérides brasileñas. El cincuenta aniversario de la fundación de Brasilia, capital federal del gigante suramericano, coincide con el centenario del nacimiento del paisajista, artista y pintor Roberto Burle Marx.
Lectura digital. Luis Fernández-Galiano relata su experiencia del libro electrónico, compartiendo sección con varios protagonistas de la vanguardia rusa, dos atlas globales del siglo xxi y las reseñas de publicaciones recibidas.
Últimos proyectos
Escenarios tejanos. El crítico de The New York Times introduce las dos últimas obras terminadas en el Distrito de las Artes de Dallas, un teatro experimental y una ópera. El Teatro Wyly prima la maquinaria escénica sobre la importancia del acto social de asistir a una representación, mientras la Ópera Winspear busca acercar la alta cultura musical a un público más amplio.
Para terminar, el economista jefe de La Caixa y profesor en la IESE Business School argumenta la necesidad de que los arquitectos incorporen a su profesión la perspectiva de la empresa, en la línea de su intervención en los coloquios que acompañaron la exposición de dibujos de Norman Foster en la sede madrileña de IvoryPress, que se celebró en el otoño de 2009.
Luis Fernández-Galiano
Hormigón sostenible
¿Se sostiene el hormigón? La ambigüedad deliberada del título expresa a la vez incertidumbre y deseo. No sabemos bien si podemos reconciliar la actual producción de cemento —extraordinariamente intensiva en energía, aunque a efectos prácticos inagotable en su materia prima— con el concepto elusivo y equívoco de sostenibilidad, así que nuestro título hace un juego de palabras con la capacidad portante del hormigón. El hormigón sostiene y se sostiene, y su robusta resistencia nos sirve para difuminar la difícil cuestión de su impacto ambiental, que las grandes empresas cementeras procuran abordar mediante ambiciosos programas de investigación y un énfasis decidido en la innovación. Pero el término ‘sostenibilidad’, irrenunciable en el vocabulario de la corrección política, encubre hoy tantas ficciones que quizá deberíamos siempre mencionarlo entre comillas, aunque sólo fuese para establecer una pausa escéptica entre sus promesas y sus logros.
Al cabo, la construcción ejerce siempre violencia sobre el territorio, y sus procesos tienen un componente de irreversibilidad termodinámica que debe obligar a emplear con cautela la profusa panoplia léxica asociada a la sostenibilidad biempensante. El que la entropía tienda irremediablemente a incrementarse y el que cualquier uso de la energía inevitablemente la degrade podría desde luego alimentar una cierta melancolía resignada, y una dócil actitud de aceptación de esa cosmovisión elegíaca, de suerte que abdicáramos de nuestras modestas responsabilidades históricas para abandonarnos a la implacable corriente que nos arrastra hacia la muerte térmica del universo. Sin embargo, ese pesimismo termodinámico no debería impedir en ningún caso el esfuerzo por usar de manera más económica y racional los siempre escasos recursos materiales y energéticos del planeta, al objeto de poderlo habitar de forma menos brutal y depredadora.
El hormigón, como otros muchos materiales contemporáneos, combina la dilatada historia de su empleo en la edificación con una prolija trayectoria reciente de sofisticación productiva y tecnológica, de manera que resulta ser a la vez muy antiguo y muy moderno: en ese rostro de Jano bifronte reside probablemente el atractivo plástico que hoy ejerce sobre todos nosotros, al ser capaz de aunar su naturaleza intemporal con la novedad inesperada de sus tratamientos, transparencias y texturas. El hormigón bruto y masivo que habitualmente asociamos a la ingeniería y a las obras públicas es en la actualidad un producto insospechadamente delicado, exquisitamente atento al medio ambiente, e indudablemente seductor si se trata con sensibilidad y con inteligencia. Sostiene y se sostiene, tanto material como estéticamente, y aspira a ser razonablemente sostenible, por más que la terca termodinámica nos advierta de los límites de nuestro empeño.
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