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Lubbock, las cenizas del espacio público
CARLOS GARCÍA VÁZQUEZ
Espacio público y lógica urbana contemporánea
Hace más de una década que la literatura especializada en estudios urbanos viene ocupándose de un fenómeno que está alterando radicalmente la forma en que percibimos y vivimos nuestras ciudades: la crisis del espacio público.
Las razones que se esgrimen para justificarla son múltiples y complejas, pero tres parecen ser los focos que alimentan el cáncer que está corroyendo uno de los nodos conceptuales de la ciudad tradicional: el imperio de la movilidad, la obsesión por la seguridad y la lógica económica postindustrial. Dado que, actualmente, estas tres cuestiones informan los cimientos sobre los que se asientan las ciudades más dinámicas del planeta, se nos antoja una primera y sombría intuición: ¿es el espacio público incompatible con la lógica urbana contemporánea?
Para hacer un diagnóstico de la dimensión de la crisis del espacio público en el universo tardocapitalista, nada mejor que acudir a uno de sus epicentros: el sunbelt, el floreciente “cinturón del sol” estadounidense, donde se encuentran algunas de las ciudades más competitivas del Primer Mundo. Por su perfecta sintonía con la economía globalizada y la de sus habitantes con el concepto de sociedad postmoderna, metrópolis como Tucson, Houston o Phoenix podrían ser consideradas como paradigmas de la ciudad contemporánea. Curiosamente, en ninguna de ellas está en crisis el espacio público. Simplemente porque, en sus cortas vidas, nunca fue algo relevante.
A mediados de la década de los 80, el famoso geógrafo y paisajista J. B. Jackson declaraba haber encontrado “el prototipo de las ciudades americanas situadas al oeste del Mississippi”1. Se refería a Lubbock (Texas), una urbe de poco más de 200.000 habitantes emplazada en las South Plains, último eslabón de las grandes llanuras norteamericanas antes de que éstas se sumerjan en el Golfo de Méjico. A nosotros nos servirá como prototipo de las ciudades del sunbelt, ciudades sin espacio público, ciudades sin centro, ciudades sin ciudadanos.
¿Cuál es tu cuota de espacio público? El ejemplo de Melbourne
MARTIN MUSIATOWICZ
Algo se viene moviendo en las riberas de Melbourne durante las dos últimas décadas. Desde la implantación de su retícula de calles, junto la desembocadura del Yarra en la bahía de Port Philip, en 1837, la ciudad había crecido de espaldas a su río, negando así el acceso a sus orillas. Durante décadas, políticos y urbanistas se plantearon cómo revertir esta situación para integrar a orillas del Yarra los usos residencial, comercial y turístico, así como sus correspondientes espacios públicos.
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